El 6 de enero es un momento que tiene, sin aparentarlo, un significado especial, pues está en el medio entre una fiesta religiosa y un festejo pagano; aunque no esté en la mitad métrica y exacta, en la práctica sucede que, sin saber bien por qué, el Día de Reyes separa la navidad del carnaval.

La navidad del cristianismo es una de las fiestas mayores y se la festeja, desde hace siglos, dos días después de invierno que, por su lado, es una de las cimas de calendarios de varios pueblos ancestrales. Recuerda el nacimiento de Jesús, el profeta –e hijo de Dios- que diseminó la religión.

Y, el carnaval, cuya fecha está determinada por el calendario de ritos cristianos pero su inspiración tiene más relación con la juerga que con la oración.

En el medio está este 6 de enero. Es importante, nuevamente, en el mundo cristiano porque recuerda la visita de unos reyes magos a Jesús recién nacido, en muchas partes del mundo en ese día se entregan regalos a los niños.

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En Riobamba, en el centro del Ecuador, desde hace medio siglo se saca en procesión al Divino Niño, una figura tradicional del cristianismo, y sus fieles dicen que es rey incluso de los reyes magos y por eso la procesión se ha dado a llamar el Pase del Niño Rey de Reyes; el Divino Niño es el rey de los reyes magos.

Es, sin duda que quepa, una de las tres principales fiestas populares andinas del Ecuador y, además, es de las que menos ha sufrido la invasión de culturas extranjeras o extras a esta región del país, cuyos habitantes son en su mayoría, andinos. Nótese que “andino” se llama en esta nota, a los habitantes ancestrales de estos territorios, que no indios ni indígenas.

Si bien durante alrededor de un mes se realizan pequeños pases del niño, novenas (nueve días de preparación para una fiesta grande) y vísperas (vigilia en la noche anterior a la fiesta grande), el Pase del Niño Rey de Reyes de Riobamba, la fiesta mayor, convoca a no menos de 5.000 participantes y unos 35.000 asistentes que miran, entre eufóricos y en trance místico, una profesión-desfile de cerca de cinco horas.

Este proyecto, “Fiesta y Fe, los andinos y el Rey de Reyes” es un proyecto periodístico que ha hecho un registro de los eventos suscitados el 6 de enero de 2017, y que ofrece algún contexto histórico.

El Divino Niño sale, temprano, de su oratorio, en manos de los priostes, quienes lo conducen a una iglesia franciscana ubicada en la Loma de Quito, en donde se celebra el rito de la misa. Luego, los priostes lo llevan de regreso al oratorio.

Pero esto no es tan simple. Tras el niño hay un despliegue de comparsas en las que intervienen músicos y bailarines vestidos con los trajes de personajes típicos. En la fiesta de enero de 2017, fecha en la que se hizo esta documentación, participaron 140 comparsas.

La motivación de la mayoría de los participantes es religiosa: se dice que el Divino Niño es bueno, pero es travieso; que hay que bailar por él durante el Pase del Niño porque de lo contrario será un año malo para el alma, el cuerpo, las finanzas, la salud. El Niño travieso se encarga de compensar con el doble de lo que pidió cada participante y de castigar con rigor a quien no lo hizo.

ASC17En este principio está implícito una especie de miedo religioso, pero eso no le reste el entusiasmo de los promesantes por bailar y gozar con todo el rigor del que se es posible. Nota al margen: esta, como otras fiestas populares del Ecuador, va dejando poco a poco el consumo del licor como aliciente protagónico de los festejos.

Se puede mencionar ciertos aspectos relevantes. El primero es que la figura que sale a procesión durante el Pase del Niño Rey de Reyes es propiedad de una familia. De hecho, en los últimos años la Iglesia, como institución, realiza un Pase del Niño paralelo.

Lo segundo es que la organización y realización se sustenta en una estructura liderada por los priostes: son dos ciudadanos que fueron nombrados un año antes para garantizar la pompa de la celebración. Cada prioste nombra entre sus amigos y familiares a los jochantes, que son quienes aportarán con lo que sea necesario para que la fiesta suceda: una comparsa, una banda de pueblo, 50 gallinas para brindar a los participantes, etc. La relación entre los jochantes y los priostes se basa en el principio de la reciprocidad, en un estilo que se practica en el Ecuador desde antes de la llegada de los incas: es un intercambio en el que prima la buena voluntad de los participantes, no es un intercambio comercial y no hay dinero de por medio.

Por otro lado, los personajes que participan en las comparsas son de dos tipos: figuras tradicionales andinas, como el sacha runa, el curiquingue y el danzante; y, representaciones mestizas, como el payaso y el diablo sonajero, este último exclusivo del Pase del Niño de Riobamba. Obviamente, entre los personajes que bailan y los espectadores se establece una relación festiva. (Vínculo de podcast).

ASC9Hay una serie de actividades anteriores y otras tantas posteriores que, en su conjunto, forman parte de una expresión de la cultura popular que en 2017 fue elevada a la categoría de Patrimonio Local Intangible por parte de la alcaldía de Riobamba.

El lector deben seguir las señales para entrar cada vez más en la médula de Fiesta y Fe, los andinos del Rey de Reyes.

Regresemos la mirada a 1797. Ese es el año en que comienza esta historia. Regresa la mirada a dos fenómenos naturales: un terremoto y un aluvión: la fuerza de los dos fue tal que cobró la vida de dos tercios de la población de Riobamba. (Vínculo para video).