El ave sagrada que le baila al sol

La memoria popular ya comienza a olvidar que el curiquingue fue adorado como un ave sagrada, ya no es fácil verles remontar los Andes y poco a poco queda solamente como un personaje de las fiestas populares.
Es, sin duda, un protagonista de muchas de las celebraciones ecuatorianas y se destaca en el Pase del Niño Rey de Reyes de Riobamba, una de las tres fiestas populares más importantes del país.
El 6 de enero de 2017 amaneció con una garúa que no se convirtió en papacara. Gotas mínimas y persistentes que no eran una amenaza general, más sí para las alas de los trajes de curiquingues elaborados con papel crespón (algunas veces dicho crepé), que hubieran perdido la gracia si se mojaban.
ASC12Más o menos al medio día, cuando el sol finalmente tomó posesión del cénit, aparecieron aleteando con cadencia, movían los pies como no queriendo alzar el polvo y bajaban el pico dispuestos a hacerse de su alimento. Con los curiquingues, la fiesta estuvo completa.
Son diferentes las circunstancias en las que aparece en las expresiones de la cultura andina, no hay un modelo de traje (como si lo tiene, por ejemplo, el diablo) y tampoco hay un baile exclusivo con el que representar a esta ave. Las características en el Pase del Niño Rey de Reyes de Riobamba son diversas y notables.

Sobre el ave, vale decir que “El curiquingue, cuyo nombre en quichua significa pintado de oro, era el ave sagrada de los aborígenes de esta parte de América (…) se halla frecuentemente en las dehesas, casi siempre acompañado de la hembra (…)tiene la cabeza sin plumas como otras aves rapaces. (Tobar Guarderas, 1907: 140)”, según menciona Oswaldo Encalada en la obra “Mitología Ecuatoriana”, publicada por en la Biblioteca General de Cultura, de la Corporación Editora Nacional
(2010).
En la investigación que lideró la Dirección de Turismo del Gobierno Autónomo Descentralizado de Riobamba, sobre la cual se sustentó la declaratoria del Pase del Niño como patrimonio local inmaterial, se descubrió que “El curiquingue es un ave sagrada de la mitología de los cañaris, de la cual decían procede su raza; en consecuencia, es muy probable que su danza sea, en el fondo, un acto de culto a la deidad progenitora del linaje de los cañaris. El baile personifica la dramática lucha entre esta ave mítica y el ushcu gallinazo” (ushcu se llama a las aves fabulosas que raptan).
El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural hace la siguiente descripción: “La longitud es de 51 a 56 cm. El aspecto de los adultos es similar al del caracara andino (Phalcoboenus megalopterus). Se diferencia en que el que tratamos aquí tiene el pecho y vientre blanco con conchas bien definidas color gris oscuro o negras. El plumaje de los jóvenes de esta especie son color castaño, el pico lo tienen oscuro y las patas son color hueso”.
ASC14El personaje, que aletea en varias fiestas como la Mama Negra, el Corpus Cristi y el Pase del Niño Rey de Reyes de Riobamba, tiene un escaso parecido con el ave a la que representa. De hecho, se esperaría que sea un reflejo del plumaje negro del curiquingue y así ha sido tradicionalmente, pero últimamente, con la finalidad de dar más colorido a la fiesta, se elaboran los trajes con muchos colores.
Alfonso Chávez, profesor de danza, menciona, sin embargo, que lleva un riguroso traje blanco y que el curiquingue blanco generalmente es el principal de un grupo, y agrega que “En bailes y rituales de otros sectores del país –como en el caso de Riobamba– el curiquingue luce un vistoso traje color celeste adornado con piedras y trozos de vidrio, igualmente de muchos colores”. Mirta Costales, quien desciende de una familia de reconocidos investigadores de la historia y la cultura locales –ella también lo es- más bien piensa que el traje debe ser negro y con adornos dorados.
Pero bien, a la abundancia o escasez de colores se suman adornos, que pueden ser muchos de acuerdo al gusto de quien fabrique el traje o, en su defecto, de acuerdo a las opciones disponibles en la tienda de alquiler de trajes.
Ya en la procesión, actúa con movimientos suaves, como todos los personajes que han permanecido desde épocas precoloniales. Habrá dos tipos de movimientos que realizará en la danza: el uno parecido al vuelo del ave y el otro que es la manera como busca comida y se alimenta.

En el ya mencionado informe del municipio de Riobamba se pone énfasis en que “Representa al ave andina sagrada que honraba al dios sol con sus movimientos en círculos; se viste de blanco, con enormes alas de colores, un mandil frontal donde se exponen imágenes del niño o los nombres de los priostes y una especie de bonete alto, elaborado de cartón, que termina en un pico pequeño”. Las alas están cocidas a una especie de capa, se sostienen en una estructura de metal con manijas, en las que se introducen las manos para sostenerlas. Se cubre con tela o con papel y se adorna mucho. La parte superior es un cono de una sola pieza que es una careta que cubre el rostro, un capirote (o cucurucho) sobre la cabeza y en la punta se adhiere una talla en madera que se asemeja a la cabeza de un pájaro. Con esta armazón el personaje mide más de dos metros de alto, eventualmente abraza a los espectadores de la peregrinación y les toca con el pico de su capirote.
El curiquingue, el ave sagrada de los incas, llegó a esta fiesta por la superposición de la iglesia católica sobre una de las festividades fundamentales de la cosmovisión andina, que es el solsticio de diciembre. Ahora, la procesión religiosa en honor del Divino Niño se amalgamó con la fiesta popular andina, que es el escenario en donde el curiquingue danza, rasca, picotea y aletea con tanta fruición.

No te pierdas el video sobre el curiquingue

Deja un comentario