El sumo sacerdote andino

Cualquier celebración que se realizaba hace siglos en la cultura andina estaba presidida por los danzantes. Aún ahora sucede que no hay fiesta popular si no hay danzantes.
Se los considera sumo sacerdotes; son chamanes y en quichua se les puede llamar yachay. Es el ser que tiene la capacidad para establecer un contacto con lo espiritual, lo divino, lo sobrenatural, es la cabeza del ritual.
Como tal, la base de su vestimenta es blanca y baila, normalmente, un ritmo andino también llamado danzante.
En la investigación que realizó el Municipio de Riobamba para declarar al Pase del Niño Rey de Reyes como patrimonio local intangible, se dice que hay dos categorías de danzantes: uno que es un bailarín como otros tantos personajes de la fiesta popular; y, otros quienes son los herederos de los “tshucs”, tema del que nos ocuparemos un poco más abajo.

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El danzante con sus resplandores. Al fondo, la iglesia de la Loma de Quito.

Antes, es necesario decir que la provincia de Chimborazo es la de mayor población indígena del Ecuador. Históricamente, los indígenas fueron acorralados por los españoles en los reductos más apartados de las zonas rurales. Las urbes estaban reservadas para los conquistadores y los criollos que había usurpado algo de aristocracia.
Pero, con tanta población, que aún ahora cuida bastante su cultura, la vida diaria de Riobamba, capital de la provincia, siempre ha tenido un matiz agrario, una fuerte relación con lo indígena y, de hecho, los mestizos de la ciudad han debido ceder espacios, unas veces más y otras veces menos.
ASC9El Pase del Niño Rey de Reyes es una expresión de la religiosidad popular en la que se puede constatar la influencia de la cultura andina y la preeminencia que ha logrado sobre otras expresiones de la religión católica (no hay que olvidar que esta fiesta es en origen una procesión, en la que el Niño Dios sale en andas a propósito de conmemorar la visita de los reyes magos, según la historia católica).
Pero bien, el informe municipal anota que todavía ahora “Subsisten dos clases o categorías de danzantes: el común o simple bailarín, artista en movimiento; y, los guías, naupadores, capeadores o chasques, profesionales de la danza, última supervivencia de los Tshucs, quienes dirigen paso a paso el ceremonial”.

Para mayor explicación anota que “El danzante… (es el) heredero de las glorias del ‘tushuc’ o hacedor de lluvia, es un personaje masculino de origen prehispánico, que rinde culto a los dioses Sol y Luna. Simboliza el sincretismo de la religión católica con las tradiciones indígenas de la zona, ya que con la llegada de la colonia española los conquistadores se basaron en este ritual para poderse ganar a los indígenas, permitiéndoles continuar con él, pero adaptándolo al catolicismo; es así que este personaje está presente en el Corpus Cristi y en los “Pases del Niño”, los danzantes de Yaruquíes, Colta y Punín, son considerados los más lujosos por su singular baile y vestimenta”.
El profesor de danza e investigador Alfonso Chávez explica que este personaje es común en todas las fiestas andinas y que, si acaso, varía el paso de baile que realice dependiente de su lugar de origen.

Define el gran tocado que lleva en la cabeza como algo similar a una capilla, que el danzante adorna con los objetos que considera sagrados, pero que están dominados siempre por el sol y por los espejos que, en definitiva, son objetos que atrapan los rayos del dios y los diseminan luego.
Es el traje que tiene mayor riqueza de trabajo artesanal y eventualmente usa una máscara de malla de alambre, ya que la anterior, de una sola pieza de madera, les lastimaba la cara. También se destaca el fino bordado con hilo de oro de ciertas partes de su vestimenta,
Chávez anota que “En los personajes se tiene que considerar los cuatro elementos esenciales para la vida: aire, fuego, tierra y agua. Por eso el danzante baila con una verdadera sincronización, cada paso tiene un significado”.
El informe del cabildo riobambeño agrega que “Su danza representa el movimiento de traslación y rotación de la tierra, además de imitar los movimientos de la serpiente que, para la cosmovisión andina representa la sabiduría”.

Mirta Costales, investigadora apasionada, da esta descripción histórica: “Nosotros (los andinos) tenemos cuatro fiestas importantes: dos equinoccios y dos solsticios. Nuestro último solsticio es el de diciembre que coincidencialmente cayó en Navidad. No es que el cortejo del Pase del Niño se dio porque tenían que acompañar al Niño, sino que al imponérsenos la religión católica nuestros grandes personajes de la antigüedad tenían que ir a saludar a su nuevo dios. Entonces, ¿quiénes encabezan el Pase del Niño?, son los danzantes; ¿qué son los danzantes?, sumos sacerdotes antiguos del sol y de la luna”.
Los sacerdotes de la antigua cultura andina tenían una relación muy profunda con la naturaleza, tanto que saben que la madre tierra está embarazada. Por eso, cuando bailan nunca golpearán los pies contra el suelo, sino que los moverán con parsimonia, en silencio: todo sumo sacerdote es, además, un guardián.
ASC3Este ejercicio es mayor si se toma en cuenta que el traje puede pesar varias decenas de kilos, pero ni tanto peso les detiene para cumplir con el doble propósito: hacer una ofrenda al Divino Niño e impedir que muera la tradición de los sacerdotes de adorar, también, a sus dioses, el Sol y la Luna.

El danzante y su danza, siga este vínculo

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