Tradición vs. alienación: la lucha eterna

Hacer el levantamiento de una extraordinaria muestra de la religiosidad popular es enfrentarse a la dificultada de las mareas de la evolución, a los derroteros incalculables que se abren por el enfrentamiento entre la tradición y la innovación, nombre este último que tiene que tomar otro cariz, como se verá más adelante.
En el caso del Pase del Niño Rey de Reyes de Riobamba (en el centro del Ecuador) hay un par de elementos que unas veces limitan esa evolución. Y otras abren unas puertas generosas al cambio.
Habrá que dejar sentado que en la base este evento es una procesión religiosa, en la que el Divino Niño se pasea en andas de los priostes por las calles de la ciudad. Riobamba como escenario, El Niño como eje omnipresente.
En esta expresión religiosa, que debería seguir las normas rituales de la Iglesia Católica, irrumpen personajes paganos con ánimo de sumarse a los actos de adoración religiosa. ASC14Hay al menos tres personajes de la cosmovisión andina y otros dos que son eminentemente mestizos, fruto de la dominación española de 500 años.
Es posible decir que, en apariencia, no es importante qué clase de traje, qué tipo de baile, en qué personaje se convierte un fiel; la clave es la siguiente sucesión: pedir un favor, hacer una manda, bailar el Pase del Niño y evitar ser la víctima de una «travesura».
En la década de los 60 una tradicional fiesta religiosa, cuyo rito es similar en muchos países del mundo (el Pase del Niño sucede en la fecha de la Fiesta de Reyes, propio de la tradición católica), se transformó porque los fieles demandaron que tuviera un carácter más popular. Se lo hizo a través de incluir en el acto religioso a seres divinos de otras creencias, en este caso de la identidad indígena. No se pase por alto que Chimborazo, provincia cuya capital es Riobamba, es de las de mayor presencia indígena del Ecuador, principalmente de la etnia puruhá. La conquista española trató de superponer los conceptos de civilización y de fe religiosa sobre el animismo el imperio Inca. Este acto violento logró hacer desaparecer una parte de los vestigios de las creencias andinas. Casi todo.

La abundancia de matices

A cada uno de estos pilares fundamentales la dinámica cultural le ha adornado con su propio toque. Es evidente que existen promesantes que bailan con un respeto profundo a la tradición, y a su lado puede haber otro a quien le importa más la moda.Todos van juntos, la tradición y la alienación también.
Un ejemplo claro es la música. Durante el Pase del Niño Rey de Reyes de 2017 la canción que más se bailó se llama «Wiskicito quiero». No es ninguna canción tradicional sino un juego de sutilezas, una ritmo moderno, pegajoso como la miel: tiene el ritmo correcto, responde con claridad a cierta estructura de la identidad andina, pero se adaptó una letra con el objeto obtener réditos económicos. Frente a eso hay poco más que se pueda decir en este proceso de documentación.

“Hace dos o tres décadas hacen su aparición las industrias culturales locales, que comienzan a tomar los ritmos para “tecnocumbializarlos”, ese es un fenómeno muy fuerte”, afirma Alfonso Chávez, uno de los más importantes difusores de la danza tradicional chimboracense. Adicionalmente, aparecen los disco móvil que reemplazan a las bandas (puede leer algo más sobre esto aquí, artículo sobre música).
Chávez no cuestiona directamente estos dos fenómenos que modifican las formas de expresión cultural tradicional; desde su posición declara que la fe religiosa es una justificación suficiente.
En 1990, cuando Víctor Campaña hizo el proceso de documentación del Pase del Niño Rey de Reyes y lo publicó en el libro Fiesta y Poder (Abya Yala, 1991), escribió que “Para este acercamiento veo importante tener presente la realidad bicultural de la Provincia de Chimborazo que produce, además, una gama de mestizaje en el comportamiento de los grupos, desde grupos indígenas que conservan una rica identidad cultural, a grupos blanco-mestizos europeizados, pasando por grupos de cholos o indios aculturizados que conservan algunos elementos de la cultura indígena y que son el centro de este estudio”. Más adelante afirma que “…la realidad de intercambio asimétrico entre las culturas mencionadas marcan un fenómeno de aculturación dirigida forzada, en el cual la cultura blanco-mestiza dominante orienta el comportamiento de la cultura indígena subordinada hacia donde la primera considera positivo y deseable”.

El investigador Jorge Sánchez aporta con el argumento de que “Basta recorrer las calles y ver las construcciones, los adoquines, el rostro de la gente, está fuertemente ligada con la cultura de la migración india. Riobamba es un espacio donde eso salta a la vista y salta a la vista lo otro, el blanqueamiento de la cultura, toda esta aculturación que se ha venido generando desde hace mucho tiempo atrás, que como defensa para protegerse del “bulling” que el mestizaje le ha impuesto, que hay que dejar atrás todo rasgo que le asocie con lo indio y que le asocie con la tierra”.
“La cultura indígena ha hecho muchos aportes, desgraciadamente no valorizados y no visibilizados bien, pero yo los respeto en tanto y en cuanto estén ligados a la tierra”.
A esta reflexión se suma la de la también investigadora Karina Brito, ella está alerta porque “Lamentablemente como sociedad los ecuatorianos estamos acostumbrados a valorar más lo que nos viene de fuera y lamentablemente no tenemos las políticas culturales que respalden o que fortalezcan esa identidad que debemos tener como ecuatorianos, entonces nos dejamos influir rapidito de lo que viene de fuera”.
Algo similar sucede con los personajes. Son dominantes los que este trabajo considera los principales: sacha runa, danzante, curiquingue y diablo; están otros cuya participación no es tan numerosa y eventualmente tiene un origen opaco: vasallos, perros, gorilas, ángeles y romanos. Están también otros que responden al deseo de disfrazarse y bailar por el Divino Niño. Sin embargo, hay una diferencia notable entre disfrazarse y asumir un personaje con un papel determinado. Por eso, ya hay payasos megacoloridos y no es raro que aparezca Pancho Villa junto a Darth Vader y Micky Mouse, bailando un yumbo.
ASC5De alguna manera, Alfonso, Jorge y Karina quieren que no se pierdan las muestras culturales ancestrales que se expresan en el Pase del Niño Rey de Reyes, pero también saben que las condiciones en las que se realiza esta expresión de la religiosidad popular no pueden ser estáticas. Una parte importante de la población de Riobamba y de la provincia de Chimborazo piensa lo mismo, pero otra parte no tiene idea y seguirá existiendo una importante porción de ciudadanos quienes preferirán el “blanqueamiento” cultural. Seguirá siendo eterna la lucha entre la tradición y la alienación.

Deja un comentario